Una “corazonada educada” llevó a un equipo internacional de astrónomos a la posible solución a un misterio sobre las regiones ricas en moléculas orgánicas que rodean a las estrellas jóvenes en formación. El equipo, en el que participa el Dr. Laurent Loinard del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica (IRyA) de la UNAM Campus Morelia, utilizó el Karl G. Jansky Very Large Array (VLA) en Nuevo México (Estados Unidos) para revelar una de esas regiones que anteriormente no había sido detectada.

 

 

Las regiones alrededor de las estrellas jóvenes, o protoestrellas, contienen moléculas orgánicas complejas, compuestas principalmente a partir de cadenas de carbono, que pueden combinarse en moléculas prebióticas que son los primeros pasos en el camino hacia la vida. Las regiones, denominadas “corinos calientes” por los astrónomos, son típicamente del tamaño de nuestro Sistema Solar y son más calientes que sus alrededores.

Hasta ahora sólo se ha encontrado una docena de corinos calientes, algunos de ellos en sistemas binarios donde dos protoestrellas se estan formando simultáneamente. Para sorpresa de los astrónomos, en algunos de estos sistemas binarios, sólo se había encontrado evidencia de un corino caliente alrededor de una de las protoestrellas pero no de la otra.

Estos “corinos calientes” habían sido observados utilizando luz en frecuencias de radio específicas, llamadas “líneas espectrales”, con longitudes de onda de unos pocos milímetros, que funcionan como “huellas digitales” que permiten distinguir la presencia de diferentes elementos y moléculas en el espacio.

“Sabemos que el polvo bloquea esas longitudes de onda, por lo que decidimos buscar evidencia de estos químicos en longitudes de onda más largas que puedan pasar fácilmente a través del polvo”, dijo Claire Chandler, del Observatorio Nacional de Radioastronomía (Estados Unidos), e investigadora principal del proyecto. “Nos pareció que el polvo podría ser lo que nos impedía detectar las moléculas en una de las protoestrellas gemelas”.

Los astrónomos usaron el VLA para observar un par de protoestrellas llamadas IRAS 4A, en una región de formación estelar a unos 1000 años luz de la Tierra, esta vez en longitudes de onda de centímetros. En esas longitudes de onda, buscaron emisiones de radio de metanol, CH3OH (alcohol de madera, no para beber).

El resultado confirmó su “corazonada educada”.

“Con el VLA, ambas protoestrellas mostraron una fuerte evidencia de metanol a su alrededor. Esto significa que ambas tienen “corinos calientes”, y la razón por la que no los vimos en longitudes de onda más cortas fue por el polvo”, dijo Marta de Simone, una estudiante de posgrado en el Instituto de Ciencias Planetarias y Astrofísica de la Universidad de Grenoble (IPAG) en Francia, quien dirigió el análisis de datos para este objeto.

Los resultados de esta investigación están publicados en la edición del 8 de junio de 2020 de la revista internacional The Astrophysical Journal Letters.


Nota de prensa:

[NRAO] Astronomers Find Elusive Target Hiding Behind Dust

Artículo científico:

[ApJL] Hot Corinos Chemical Diversity: Myth or Reality?

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René A. Ortega Minakata
Divulgación y Comunicación de la Ciencia
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