El descubrimiento realizado hoy será probablemente el descubrimiento más importante en este siglo, y seguramente será motivo del próximo Premio Nobel en física... Breve explicación, sin dibujitos. Espero se entienda...
Hace 130 años se midió con muchísima precisión la velocidad de la luz, y se encontró que, independientemente de quién la midiera, y de cómo se moviera el observador, la velocidad de la luz es siempre la misma.
La primer consecuencia de eso, notada por Einstein 20 años después, fue que el tiempo no es absoluto: si te mueves a velocidades cercanas a la de la luz, el tiempo transcurre más lento que si estás quietecito. O sea que un astronauta podría viajar a otros lados del universo y llegar jovencito, mientras que en la tierra pudieron haber pasado miles de años...
Una consecuencia más sutil tardó otros 10 años en llegar, en 1916: la gravedad deforma el espacio. Como la gravedad es una fuerza muy débil, se requiere muchísima masa para apenas deformar el espacio. Pero un cuerpo muy masivo, moviéndose, debe hacer que el espacio se deforme en forma de ondas. Algo así como un barco produce ondas en el lago.
Estas ondas son tan, pero tan débiles, que tuvimos que esperar 100 años para tener la capacidad de detectarlas. Por vez primera, el año pasado -y anunciado hoy- el ser humano pudo detectar ondas gravitacionales, provinientes de la fusión de dos agujeros negros localizados a 1300 millones de años-luz.
Y el instrumento utilizado en esta ocasión fue básicamente el mismo: el interferómetro de Michelson. Eso sí, con detectores muy sensibles, con sistemas de suspensión de láseres y espejos para evitar detecciones falsas debidas a vibraciones raras de la Tierra, y no a vibraciones del espacio.
Por Javier Ballesteros Paredes