
Un grupo de astrónomos, entre ellos las mexicanas Rosa Amelía González y Karla Adriana Álamo Martínez del CRyA, han encontrado y estudiado el conjunto de cúmulos estelares globulares más numeroso detectado hasta la fecha. El sistema de objetos está asociado con la parte central del grupo de galaxias Abell 1689, uno de los más masivos en su tipo. Usando una imagen del Telescopio Espacial Hubble, los investigadores determinaron que la cantidad de cúmulos globulares podría llegar a más de 162 mil, con lo que se convierte en el sistema más numeroso hasta ahora descubierto. El estudio apunta también a una posible correlación entre los cúmulos globulares y la escurridiza materia oscura.

El trabajo reciente del Grupo de Turbulencia y Formación Estelar del CRyA propone un cambio en el paradigma de la estructura de las nubes interestelares en las que se forman las estrellas, reemplazando la vieja hipótesis de que las nubes se encuentran en equilibrio por un escenario mucho más dinámico, en el que las nubes se están colapsando para formar estrellas. Este escenario es perfectamente consistente con las observaciones existentes de las nubes interestelares.

Vladimir Escalante, investigador del CRyA-UNAM, junto con dos investigadores del IA-UNAM, realizaron cálculos de la emisión de carbono, nitrógeno y oxígeno, encontrando que los espectros observados de la nebulosa IC 418, apodada debido a su forma como la Nebulosa del Espirógrafo, pueden ser explicadas mediante fluorescencia. En la vida cotidiana, las lámparas fluorescentes como los focos blancos alargados de las oficinas, los focos de LED, y los focos ahorradores utilizan la fluorescencia como mecanismo de emisión, disipando mucho menos energía en forma de calor que los focos tradicionales, disminuyendo así el consumo energético. Podríamos decir entonces que la nebulosa fluorescente IC 418 es una nebulosa ahorradora.

En el Centro de Radioastronomía y Astrofísica de la UNAM, Enrique Vázquez Semadeni utiliza las ecuaciones de hidrodinámica de gases para estudiar el medio interestelar y sus efectos en el nacimiento de estrellas.

Un estudio reciente donde participa el joven investigador mexicano Luis Zapata, del CRyA, presenta observaciones hacia la gran nube de Orión, usando la molécula CO como trazador. Dichas observaciones confirman la presencia de filamentos de gas apuntando radialmente a un sitio común, sugiriendo fuertemente que se trata de una posible explosión, hace aproximadamente unos 500 años, cuya energía es equivalente a la de unos 100 millones de millones de soles. Este estudio confirma, mediante observaciones con diferentes trazadores, el resultado previo encontrado por el mexicano y otros colegas, el año pasado.